Detrás de la cortina sucia,
hay un pequeño tú mirándote,
paralizado esperando
con un trémulo revólver,
porque desde luego
te quiere matar.
Su corazón tierno
late con todas las velocidades
de la sangre.
Por fin, mientras escribes
este poema,
sale de su escondite,
pues por fin ha reunido
las fuerzas necesarias
para la bíblica acción,
y ahora ya está detrás
de ti, y su modo de asesinarte
es torpe y singular,
compulsivo y precoz:
caes encima de esta página,
la sangre se detiene
en este punto.
Poemas-abortos. Considérese este blog un altar de mis fetos sucesivos, está destinado a reunir las sustancias residuales. Puah… La web es la tremebunda fosa séptica que la totalidad de los poetas esperábamos desde el principio de los tiempos, el Amatitlán en donde podemos vomitar todo aquello que no se alzó a la luz de ser libro, el basurero sinfónico: la Zona 3. Y ya se sabe que en la Zona 3 nunca hubo cocaína: sólo veneno y gamezán. Maurice Echeverría.
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