Poemas-abortos. Considérese este blog un altar de mis fetos sucesivos, está destinado a reunir las sustancias residuales. Puah… La web es la tremebunda fosa séptica que la totalidad de los poetas esperábamos desde el principio de los tiempos, el Amatitlán en donde podemos vomitar todo aquello que no se alzó a la luz de ser libro, el basurero sinfónico: la Zona 3. Y ya se sabe que en la Zona 3 nunca hubo cocaína: sólo veneno y gamezán. Maurice Echeverría.


La capilla

Esta es la capilla, 

invocando melodías
mortales y preciosas.

Es la esencial capilla

que seres luminosos edifican
en la mitad del lago cada noche.

Lo verdadero,

lo que está cosido 
a tu respiración,

lo que nace esta vez,

nace siempre.

Estos son los insectos transparentes
atraídos por la luz y lo ilegible.

Afuera son otros 
los que lamen el polvo

y lamen entonces el aire 

y guardan la saliva adorada
en cálices salados, grises.

Yo llevo, o tú llevas,
un latido sin cuerpo en el bolsillo

y hasta posiblemente uno o dos bocetos
de nuestra más compleja obra de arte.

Nadie en la noche impide
el paso a los amantes,

y todo lo que no es amor o mirada
es una tibia categoría:

es como un perro 
demasiado flaco.

Y todo lo que no es amor o mirada
avanza con escasa velocidad,

fantasma triste acorralando lo inútil.

Y todo lo que no es amor o mirada 
es negociado rápidamente

por mercenarios tostados

del otro lado de la bahía.

Nada me apartó del propósito de esperarte.

Hoy, comunes, profanos y transeúntes
me ven y me saludan o saludan

a las estatuas que me rodean
y rodeadas por la nieve.

Graves libélulas se posan en mi hombro.

Uno de nuestros
juegos preferidos

es molestar a la araña

que se ha cristalizado
en el fondo del agua.

Ya estás aquí.


II

La capilla arde, fastuosa hoguera,
álgebra que sencillamente arde.

El rescoldo, el sueño gastado 
se deshace en el bolsillo del viajero.

Hoy la mansedumbre de la dormidera
es una frazada tibia que nos cubre a ambos.

Viejos ya, nos veremos los pellejos,
los verdaderos pellejos del olvido,
pero nosotros no habremos olvidado.

En la capilla no existe el olvido. 

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