Esa perra negra, guapa,
que viene a buscar cariño,
cuando no tengo cariño para darle.
Se llama Lya.
Espera que yo le ponga
la mano encima,
y la acaricie.
Está ligeramente mojada
por la lluvia andrajosa,
por la lluvia inconforme.
Es negra, y es guapa,
y espera de mí una respuesta,
un mínimo capítulo de afecto.
En mí no hay amor,
sólo una lámpara oscura.
La perra se retira,
se aleja de mi mano.
Doy por supuesto
que esta vez no volverá.
Poemas-abortos. Considérese este blog un altar de mis fetos sucesivos, está destinado a reunir las sustancias residuales. Puah… La web es la tremebunda fosa séptica que la totalidad de los poetas esperábamos desde el principio de los tiempos, el Amatitlán en donde podemos vomitar todo aquello que no se alzó a la luz de ser libro, el basurero sinfónico: la Zona 3. Y ya se sabe que en la Zona 3 nunca hubo cocaína: sólo veneno y gamezán. Maurice Echeverría.
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