Bienvenidos a la creación,
al gran peregrinaje de la sangre arterial,
a la lluvia no cesando, escribiéndose.
Los templos son nuestros, son míos,
nuestros, y desde arriba es más fácil verlo todo:
las hormigas, las arrugas, las traiciones:
lo que ya no importa.
La vejez del hilo o del hábito:
lo que ya no tiene importancia.
Los dientes blancos y oscuros.
Poemas-abortos. Considérese este blog un altar de mis fetos sucesivos, está destinado a reunir las sustancias residuales. Puah… La web es la tremebunda fosa séptica que la totalidad de los poetas esperábamos desde el principio de los tiempos, el Amatitlán en donde podemos vomitar todo aquello que no se alzó a la luz de ser libro, el basurero sinfónico: la Zona 3. Y ya se sabe que en la Zona 3 nunca hubo cocaína: sólo veneno y gamezán. Maurice Echeverría.
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