Un pájaro se estrella contra un avión
y un avión se estrella contra la ventana.
Del otro lado de la ventana,
un hombre dice su nombre,
y me parece que es la primera vez
que lo dice con tanta nitidez,
como si en verdad fuese suyo.
No es la hora de los santos.
No es la hora de los santos.
Un niño ha olvidado algo en su escuela,
no recuerda qué,
la escuela está cerrada.
“Los Estados Unidos castigarán estos actos cobardes”,
dice el Presidente.
Las escuelas están cerradas.
Un pájaro se estrella contra un avión
y un avión se estrella
contra la pantalla del televisor,
y de la pantalla del televisor
aprendemos que los siglos son esto.
Los niños hoy no podrán ir a estudiar;
pero tendrán muchos escombros
para entretenerse
y reconstruir el puzzle de la historia.
El hombre y el hombre son dos torres que se odian.
Nueva York, puerto del humo, puerto de polvo.
Los esqueletos
se reparten su grito en la imagen muda.
Un pájaro se estrella contra un avión
y un avión se estrella
contra el pellejo de las razas.
Poemas-abortos. Considérese este blog un altar de mis fetos sucesivos, está destinado a reunir las sustancias residuales. Puah… La web es la tremebunda fosa séptica que la totalidad de los poetas esperábamos desde el principio de los tiempos, el Amatitlán en donde podemos vomitar todo aquello que no se alzó a la luz de ser libro, el basurero sinfónico: la Zona 3. Y ya se sabe que en la Zona 3 nunca hubo cocaína: sólo veneno y gamezán. Maurice Echeverría.
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