Poemas-abortos. Considérese este blog un altar de mis fetos sucesivos, está destinado a reunir las sustancias residuales. Puah… La web es la tremebunda fosa séptica que la totalidad de los poetas esperábamos desde el principio de los tiempos, el Amatitlán en donde podemos vomitar todo aquello que no se alzó a la luz de ser libro, el basurero sinfónico: la Zona 3. Y ya se sabe que en la Zona 3 nunca hubo cocaína: sólo veneno y gamezán. Maurice Echeverría.


En las manos frías

En las manos frías
de los niños pobres
hay poesía, es sabido:
la mejor, la más fina,
la más cara poesía encontrable
en la faz de la tierra.

Los he visto,
tantos escritorzuelos,
sátrapas mercenarios, buscarla,
con esa avidez devoradora
con que otros van tras la droga
más obscura. Trasegando,
dementes, desesperados.
Cuando hallan un niño
le cercenan las dos manos
de un simple machetazo,
para después exhibirlas
en el poema, diciendo:
“Miren esta injusticia,
miren estas manos frías”.

Qué pena me da.
Pues ellos dicen que lo hacen
por amor, pero esos niños
con muñones, esos niños
ya sin manos, terminan siempre
ahogándose en toda esa sustancia poética,
en toda esa poesía inútil,
creada para satisfacer el exquisito
gusto de los exquisitos revolucionarios,
que así se conmueven.

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