Poemas-abortos. Considérese este blog un altar de mis fetos sucesivos, está destinado a reunir las sustancias residuales. Puah… La web es la tremebunda fosa séptica que la totalidad de los poetas esperábamos desde el principio de los tiempos, el Amatitlán en donde podemos vomitar todo aquello que no se alzó a la luz de ser libro, el basurero sinfónico: la Zona 3. Y ya se sabe que en la Zona 3 nunca hubo cocaína: sólo veneno y gamezán. Maurice Echeverría.


Epístola al Señor J

Tengo un perro de sombra atornillado en el vientre, Señor J.
            Dibujaré un elefante en tu mano milagrosa y entonces tendrá que caer sobre mi frente.
            Mano serena, cubrirás mi fiebre. Mano serena, cubrirás mi voz. Mano serena, cubrirás la cólera amarilla.
            Hace frío acá abajo.
            Por lo tanto, tiemblo.
            Después de hacer el amor con ella, temblábamos.
            Lo que se enreda, lo triste y lo húmedo, lo traicionado.
            Hoy vengo a buscar el talento de lo divino. Busco porque ya no sé encontrar.
            El pasado ha envuelto el cristal. Capas y capas de pasado envuelven el cristal como vientres negros.
            La pureza es una mujer pura odiada por una mujer hermosa.
            A lo lejos, las ambulancias acuchillan el silencio.
            Esta es la plegaria de la sangre seca.
            Aquí el orgullo y la humildad.
            Aquí la culpa y el defecto.
            Me bautizan malos y buenos pensamientos.
            Devuélveme la inspiración. Dame el ansia.
            Dame a esa mujer, para purificarla con fuego. 

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